Los implantes dentales ofrecen una solución duradera y estable para la pérdida dental, permitiendo a los pacientes comer, hablar y sonreír con confianza. Además, al preservar la estructura ósea y la alineación de los dientes adyacentes, los implantes ayudan a mantener la salud bucal a largo plazo.
Es importante que los candidatos a implantes dentales tengan una buena salud oral y suficiente cantidad de hueso en el área del implante para garantizar el éxito del procedimiento.
Los implantes dentales consisten en pequeños tornillos de titanio que se insertan quirúrgicamente en el hueso de la mandíbula o el maxilar, actuando como raíces artificiales.
Cuando el implante dental se integra con el hueso de la encía en un proceso llamado osteointegración, se coloca una prótesis dental para restaurar la función y la apariencia de los dientes perdidos.
Antes de la colocación de implantes dentales se realiza una planificación detallada, que puede incluir imágenes radiográficas o tomografías computarizadas, para determinar la posición óptima del implante y garantizar resultados exitosos.
El proceso puede durar varios meses, durante los cuales se colocan prótesis temporales para mantener la estética y la función.
Para determinar la colocación de un implante dental, se evalúa cuidadosamente la salud bucal del paciente, incluyendo la cantidad y calidad del hueso disponible en el área donde se colocará el implante.
Los implantes dentales suelen recomendarse cuando otros métodos de reemplazo dental, como puentes o dentaduras, no son adecuados o no satisfacen las necesidades del paciente.
Los implantes pueden ser preferibles en casos donde se desea preservar la estructura ósea y la integridad de los dientes adyacentes, ya que no requieren la preparación de los dientes naturales circundantes como lo hacen los puentes. También pueden ser una opción para pacientes que experimentan dificultades con dentaduras postizas, ya que los implantes ofrecen una solución más estable y cómoda.
La colocación de un implante dental estimula el hueso de la mandíbula, lo que ayuda a prevenir la pérdida ósea y a mantener la integridad estructural de la mandíbula y el maxilar.
Los implantes dentales son una solución de reemplazo dental duradera y de larga duración, que pueden durar toda la vida con cuidados adecuados.
Los implantes dentales restauran la función masticatoria y mejoran la estabilidad de la mordida, ayudando a prevenir problemas de oclusión y trastornos temporomandibulares.
Las prótesis dentales colocadas sobre los implantes están diseñadas para verse y sentirse como dientes naturales, lo que proporciona resultados estéticos altamente satisfactorios.
Durante la colocación de los implantes, se utiliza anestesia local para adormecer la zona y minimizar cualquier molestia. Después del procedimiento, es posible experimentar cierta incomodidad, que generalmente puede controlarse con analgésicos recetados por el dentista.
El proceso completo puede llevar desde varios meses hasta un año, dependiendo del caso individual y del tiempo necesario para que se complete la cicatrización y la osteointegración.
En algunos casos, los pacientes con enfermedad periodontal pueden ser candidatos para implantes dentales después de que la enfermedad esté bajo control y se haya realizado tratamiento periodontal adecuado.
Se recomienda encarecidamente a los pacientes que eviten fumar después de la colocación de implantes dentales, ya que el tabaquismo puede aumentar el riesgo de complicaciones y afectar la cicatrización del hueso.
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