Hace poquito tuvimos en nuestra clínica un evento especial con los más pequeños para acercarles de primera manos la salud dental y fomentar los buenos hábitos en torno a “cepillarse los dientes”.
Crear hábitos saludables en los más pequeños de la casa puede parecer todo un reto, ¡pero no tiene por qué serlo! Cuando hablamos del cepillado de dientes, la clave está en el ejemplo y en hacer que todo el proceso sea divertido. Como siempre, los adultos son los primeros en enseñar con su propia conducta, porque ya sabes… ¡Los niños adoran imitar lo que hacen los mayores! Y tú serás siempre su gran ejemplo.
La importancia del ejemplo
Desde que son muy pequeñitos, los niños se fijan en todo. Así que, si ven a los papás cepillarse los dientes con constancia y disfrute, es muy probable que ellos también quieran hacerlo. Hazlo un juego: si les transmites que cepillarse es algo divertido, ellos van a querer formar parte de esa rutina.
Deja que lo intenten solos para fomentar su confianza y autonomía, pero no olvides que, hasta los 4 años, es obligación del padre o la madre repasar el cepillado. Y hasta los 8, hay que supervisar de cerca. No se trata de culpar al niño si aparece una caries, sino de asumir la responsabilidad en casa, desde la alimentación adecuada hasta el cuidado de los dientes. ¡Es un trabajo en equipo!
Supervisar… ¡Siempre!
De los 4 a los 8 años, el rol de los padres cambia un poco. Ya no hace falta cepillarles los dientes, pero sí es importante supervisar. Un pequeño truco: cuando les des el beso de buenas noches, échales un vistazo rápido a los dientes. ¡Así te aseguras de que el trabajo esté bien hecho!
Hábitos poco a poco, y mejor en familia
Cuando se trata de instaurar nuevos hábitos, lo mejor es ir uno por uno. No intentes hacer malabares con mil cosas a la vez, ¡bastante haces en tu día a día!. Y si puedes, hazlo en grupo, te contamos cómo. Un momento ideal para fomentar el cepillado es después de cenar. Cenar juntos en familia y luego ir todos al baño a cepillarse puede convertirse en un ritual divertido y efectivo.
¡Incluso puedes llevar el cepillado fuera del baño! En la clínica enseñamos una técnica sencilla que puedes probar: los niños empiezan a cepillarse mientras siguen en la mesa (mientras cepillan la saliva), y luego ya van al baño a completar el proceso con la pasta de dientes, con más tiempo y detalle.
Convertir el cepillado en un juego
Una manera fantástica de hacer que los niños se entusiasmen con el cepillado es convertirlo en un juego. ¿Por qué no usar un temporizador o un cepillo con luces? Lo ideal es mantener el cepillado durante 2 minutos mínimo, lo cual no siempre es fácil para ellos, por eso podemos hacer el proceso más entretenido con un cepillo de luces o mediante algún juego que dure este tiempo.
Además, hay un montón de recursos visuales, como por ejemplo un «muro de ladrillos» que los niños pueden marcar cada día que se cepillen bien. Si llegan a 30 días, ¡han creado un hábito!
La constancia es muy importante: en un mes ya notarás que el hábito está arraigado, pero dos meses es lo ideal para que se quede para siempre.
El toque extra: la placa reveladora
¿Sabías que existen pastillas que te ayudan a comprobar cómo va el cepillado? Estas pastillas “revelan” las zonas donde aún queda placa, y es una herramienta súper útil para que los niños vean por sí mismos lo importante que es un cepillado completo. Y claro, si necesitas más ayuda, siempre puedes traer a tu peque a la clínica para un “revelado de placa” profesional. ¡Verán en directo qué zonas necesitan mejorar!
Conclusión
Convertir el cepillado de dientes en un hábito eficaz y divertido para ellos es mucho más fácil de lo que parece. Con el ejemplo adecuado, un toque de diversión y un poco de creatividad, puedes asegurarte de que tus hijos se cepillen bien los dientes durante toda su vida. Y recuerda, todo empieza en casa: el cepillado puede ser la nueva rutina familiar, pasar un momento de calidad juntos que además les ayude con su higiene diaria. 🙂
¡Nos vemos en el siguiente post!